18 de diciembre
de 2016
¿Cómo no va
a llorar el cielo
Si no
volviste a casa?
¿Cómo no van
a aullar tus perros
Si no
llegaste a darles sus huesos con salsa?
Hace a penas
dos noches hablamos
Y alumbraste
mi corazón
Por
expresarte contento en qué vamos.
No hallo
consuelo en el beso en tu frente fría,
No encuentro
calma en tu habitación vacía,
Y es peor al
alejarme porque no te veo en el camino.
Cruzo la
ciudad y el metrobus dice tu apellido,
El que me
heredaste, el que me gusta, no el otro.
Te veo en la
urna y no veo tu rostro,
Esa mirada
burlona, ese seductor de antaño.
Ya no
compartimos, como siempre, el fin de año,
De este año
cobarde,
Que te llevó
a ti y a mi otro padre.
Mi alma
siente que se asfixia y me arde,
De mí no
para de emanar el llanto,
Mis manos y mis labios tiemblan tanto…
Han pasado
unas horas y no soporto el dolor,
Vuelvo a
sentir la eternidad,
La tristeza
me atrapó y siento pavor.
Me pregunto
hacia donde fue tu eternidad,
Hacia donde tu
voz, tu cordura…
Sólo me
queda escribirle elegías,
Mi muy
querido Don Elías.
Yered