viernes, 30 de abril de 2010

Poesía derrotada: Antes de todo


Extraño ver la melodía de tu sonrisa
Siguiendo a la peculiar brisa
Y la luz de tu mirar.
Extraño ser en el océano el mar.
Echo de menos a cada segundo
Tu voz y pensamiento profundo.

El último ayer.


(16de junio 2005)

Al anochecer, observan el cielo mis ojos,
Mi cuerpo se siente cansado y flojo.
El aire es frió y las nubes invisibles,
Mis pasos son sordos y el respirar lento.
El susurro tenue se escucha a cada momento,
Mientras el ruido se acerca y mece el aliento.

El correr de las luces, el brillar de las estrellas,
Se disfrutan, pero el final se acerca,
Y el miedo me acorrala tras su cerca
Pues el final, en cada instante, se aproxima;
Ya está próxima la inevitable cima.

Después de tantas caídas estamos aquí,
Y a quien tanto agradezco es a ti
Por todo el apoyo y amor que me brindaste.
Con el final de mi vida, haré que todo baste.

Ya es tiempo de marchar a lo desconocido.
Sólo dame un beso y me iré en tu descuido.
Ya es tiempo de caminar por otro sendero,
Por vez última te veré y me iré a donde quiero.

No recuerdo cuantos ayeres viví,
Sé que el último de mi vida, será ayer.
Y me arranca una sonrisa el saber
Que lo hice completo junto a ti.


El Caballero de la Divina Noche

Puedo ver tu ausencia.


(28 de octubre 2006)

Tus son ojos, de otro universo, mi entrada,
Y su proyección al reverso tu mirada,
Al que entrar yo no he podido,
Y que tal vez, tú no has comprendido.

Lo raro de esto es la cercanía,
Y lo más complejo, mi agonía;
Porque no existe tal, es imaginación;
Porque es realidad, no es intuición.

¿Por qué no has creído en tu palabra?
¿Por qué no permites que el cielo se abra?
Pues al estar a solas me acoge la calma
Pero la lluvia, del fuego, se hace su ama.

Así como es mi suerte la más hermosa,
Tu ausencia es la más dolorosa,
Y, aun mi llanto el más desconocido,
No sé en que diablos me he convertido.

¿Acaso será en sólo una silueta?
O, ¿del giro su propia vuelta?
Existe una galaxia de diferencia.
Mi alma termina con mi conciencia,
Y mi corazón con mil cabezas.

Es el juego de las flechas y los dioses,
El destino de los dolores y los goces.
Es fingir que estás y no tenerte,
Es hacer mis palabras inertes.
Tu ausencia la puedo ver,
Me falta la presencia de tu ser.
Corto es el tiempo que no te he tenido,
Pues aun falta gran parte del recorrido.


El Caballero de la Divina Noche.

miércoles, 28 de abril de 2010

La extraña tras el monitor.

(10 de agosto 2008).

Desventura la que osan mis ojos inquietos,
lejos, muy lejos de las rosas,
febril impacto de un corazón incierto,
sentimientos e ideas borrosas
me arroja en la cara el viento.
Tan abrumado por desconocido
y levemente alentado a tu escritura;
me quedo, en las sombras, escondido
fingiendo que nada me tortura.

Tú eres todo eso que provocas,
haces que mis palabras se vuelvan locas
y dé giros mi alma estremecida,
triste al ver de lejos tu vida.

Yered Badillo

domingo, 18 de abril de 2010

QUIERO RESUCITARTE


(13 de abril 2010)

Es las ilusiones muertas,
es la marchita flor...
es la palabra funesta,
el mar me sabe a dolor.

Es las promesas rotas,
es el juramento incumplido.
Me muero a cuenta gotas,
Pero mi ser no está perdido.

Este es mi nuevo reto,
¿Adonde va mi navío?
No me quedo contento
¿El rumbo ahora es mío?

Allá está mi meta,
Allá en el azul cielo,
Mi esperanza no esta muerta,
Me quitaste ya el velo.

Soy el Tritón Azteca,
Muy temido en alta mar,
Poseo alma inquieta
Y siempre te he de amar.

La distancia mató la eternidad,
no debo hacer esta arte...
Maldigo esta maldita libertad,
Amor, quiero resucitarte.


El Caballero de la Divina Noche.

miércoles, 14 de abril de 2010

Besarte

Besarte. (7 de febrero de 2009).

Besarte presuroso pero con calma,
Desvestir a tu cuerpo hasta ver tu alma.
Que el tiempo consuma su propia existencia.
Quiero que me mates sin pedir clemencia.

El Caballero de la Divina Noche.

Déjame hablar.

Déjame hablar. (23 de febrero de 2009).

No arrojes al vuelo mis palabras
Pues son lo conciencia de lo que soy
Y lejos de fijarte adonde voy,
Matas mi pensar en lo que callas.

Muy lejos de las altas montañas,
Viven mis sueños el día de hoy.
En medio de la oscuridad estoy:
Quizá sin camino, sin mañanas

Pero jamás destroces a mi voz.
Aún es un canto muy juvenil
Construido por un eco de dos.

Uno que existe y otro varonil.
Uno con pausa, el otro veloz.
Uno inocente, y otro el viril.


El Caballero de la Divina Noche.

Un consuelo...

Un consuelo... (7 de junio de 2009)

Necesito un consuelo,
Mi alma no puede sola,
La presiona un velo
Y la arrastra una ola.

Me pensé suficiente,
Me sentí convencido,
Pero mi razón miente,
Mi sentir está vacío.

El Caballero de la Divina Noche.

Pido un requiem.


PIDO UN RÉQUIEM (28 de septiembre de 2005).

Pido un réquiem por mi amor.
La más triste melodía.
Quiero que se escuche al final del día.

Que tiemble la tierra por el valor
Que tuvo amor,
Porque ya acabo.

¿Para que conservarlo,
Si conservarlo es sufrir?
Ahora llegó su fin.

Mi amor se ha ido en el viento,
En este instante,
En este momento.

No habrá más llanto derramado
Por este triste enamorado
Que hasta hace unos instantes fui.
¡No más, hasta aquí!

Pido las notas más melancólicas,
Pues sólo así, tal vez,
Alguien lo extrañe y llore por él.

Y serán pocos quienes lo hagan.
Nadie lo anhela,
Nadie lo ama.

Pido un réquiem por mi amor.
La más triste melodía.
Quiero que se escuche al final del día.
Que tiemble la tierra por el valor
Que tuvo un amor
Que hoy se marchitó como una flor.

Enfrento muchas batallas
Pero en ninguna de ellas triunfó.

Y ojalá, que como el fénix no resurja,
Porque no quiero que una vez más sufra.



El Caballero de la Divina Noche.

Tus Ojos.

TUS OJOS (26 de septiembre de 2006)

Tus ojos me muestran la alegría
Que yo tuve algún día.
El llanto es inevitable.
Ni una lágrima es contenible

Se ve caer las gotas del alma
Cuando el sueño me abandona,
Y me recuesta en mi cama,
Dejándome en silencio con mi condena.

Cuando por el cuello cruza una cadena
Y por mis manos la pesadumbre
De la llama que me envenena,
Quemándome esa basta lumbre.

Tu mirada me hace viajar por mis recuerdos
Y quiero que tú y yo no seamos dos.
No quiero que el vidrio
Se confunda con un río.
Déjame darte sólo un beso.
Deja que se ilumine mi reino.
Deja que el tiempo sea sólo eso,
Que la noche no te extrañe
Y que la lluvia no me engañe

Porque tú eres misterio
Y yo no soy otra cosa
Que el pez que se esposa
Aun cuando el convenio

No me permite las manos
Y me desprecian los demás humanos
Y los dioses me han despreciado,
Y no tengo tu tono ansiado,

No, tu voz no he escuchado,
Sin embargo, te veo y me quemo,
Provocando en mi alma un hueco,
Pidiendo a gritos, de tu voz, el eco.

El fin es ahora
Y la existencia se ahoga,
Cuando desaparece la aurora.
Tu vida mentirosa,
Me has dado una condena misteriosa.
Y a donde iré, no sé,
Pues mi espíritu me desconoce.

Tu mirada ya no la veo.
Es el término absoluto;
Los alcatraces se vistieron de luto.


El Caballero de la Divina Noche.

A MI MUERTE.

A MI MUERTE

Oculto en un cuarto
Veo sombras pasar,
Sombras de paz
Que me dejan un bello encanto.

Y es que el final se acerca,
El misterio de la Parca
Me toma de la mano
y me embarca
En su bella e inalcanzable barca
Que nos conduce a la eternidad,
Al inicio y fin de la verdad.

Donde todo inicia y todo acaba.
Donde nace y muere el alba.
Donde no se puede sentir dolor
Y reina la existencia de tu honor.

Allá te espero, en un lugar tranquilo.
Donde la paz no se perturba.
Sólo crea tu camino,
Pues llegaras al mismo destino.


El Caballero de la Divina Noche.

XXIV Quiero darte...

XXIV Quiero darte… (26 de noviembre de 2006).

Quiero darte una rosa en forma de a
Y que me comprendas de alguna forma.
Sin que la vanidad se vea en ésta,
Ni que tu circunstancia me carcoma.

Quiero regalarte mi elixir dedicado,
Y con él entiendas mi existencia.
Sin mostrar de mí lo más delicado,
Ni dejarte ver mi decadencia.

Quiero entregarte un profundo suspiro,
Y que él jamás te desampare en nada.
Sin que te apoderes de lo que respiro
Ni que dejes a mi voz callada.

Quiero obsequiarte mis pensamientos
Y que me confíes todas tus dudas
Sin que te enteres de mis secretos
Ni con alguien más me confundas.

Te entrego mis vagas palabras
Y con esto, me conozcas en concreto
Sin que dejes mi mente en musarañas,
Ni entregarme tuyo por completo.

El Caballero de la Divina Noche.