Son mis
duermevelas tus ojos,
Aun en mi
futuro más oscuro y rojo
Ese azul de
cristal
Es, por muy
fatal,
El faro
encendido a la ausencia,
La comodidad
subordinada a la decencia,
La verdad
aplastadora de los deseos,
El más íntimo
de mis anhelos…
No concibo
la realidad frente a ellos
Si no va
acompañada del temor.
No cabe una
crisis marchita
Dentro de la
sabana infinita
De animales
imaginarios,
Si entre la
hierba y mercenarios
No está tu
mirada alada
Matando la
ráfaga de balas disparadas.
Nada me
falta, no estás aquí
Y yo estoy
Dios sabe dónde.
Aunque mi
camino está lejos de ti
Sé que mis
sueños nada me esconden.
Yered Badillo
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