Ojos de alma
tú fuiste
Alma de
hierro y azúcar,
Blanca sin
manchas ni tinte
Justa como
una balanza.
No dejo de
extrañarte, padre mío,
Extraño que
no estés en el río.
Después de
recorrer las olas
Me siento a
las orillas del agua
Para
recordarte a solas
Mientras
miro la fragua
Donde
forjamos victorias,
Aún no puedo
evitar el llanto
Rememorando
la historia
Que nos hizo
un mismo canto
Y que ahora
es otra cosa.
Entro en tu
sitio y no te veo,
Miro tu
silla vacía y se esboza
Tu sonrisa
en mi deseo.
“Perder un
hijo debe de ser el dolor más grande”,
Me dijiste
un día que hablamos de la vida,
Pero este
dolor no me cabe y me arde
Desde el
suspiro hasta su subida.
Pasa tanto
aquí, me gustaría que lo vieras,
Comienza a
haber luz, ojalá estuvieras.
Si han de
hablar de ti,
Las horas se
paran
Y han de
vibrar en mí todas las ganas.
Si he de
decir Raúl
Será porque
tu enseñanza enseño,
Si hay
gloria en mi baúl
Es porque tú
hiciste realidad mi sueño.
Si soy más
humano que ayer
Es porque en
ti lo vi,
Si nunca me
he dejado caer
Es porque la
esperanza sembraste en mí.
Yered