(28 de octubre 2006)
Tus son ojos, de otro universo, mi entrada,
Y su proyección al reverso tu mirada,
Al que entrar yo no he podido,
Y que tal vez, tú no has comprendido.
Lo raro de esto es la cercanía,
Y lo más complejo, mi agonía;
Porque no existe tal, es imaginación;
Porque es realidad, no es intuición.
¿Por qué no has creído en tu palabra?
¿Por qué no permites que el cielo se abra?
Pues al estar a solas me acoge la calma
Pero la lluvia, del fuego, se hace su ama.
Así como es mi suerte la más hermosa,
Tu ausencia es la más dolorosa,
Y, aun mi llanto el más desconocido,
No sé en que diablos me he convertido.
¿Acaso será en sólo una silueta?
O, ¿del giro su propia vuelta?
Existe una galaxia de diferencia.
Mi alma termina con mi conciencia,
Y mi corazón con mil cabezas.
Es el juego de las flechas y los dioses,
El destino de los dolores y los goces.
Es fingir que estás y no tenerte,
Es hacer mis palabras inertes.
Tu ausencia la puedo ver,
Me falta la presencia de tu ser.
Corto es el tiempo que no te he tenido,
Pues aun falta gran parte del recorrido.
El Caballero de la Divina Noche.