No arrojes al vuelo mis palabras
Pues son lo conciencia de lo que soy
Y lejos de fijarte adonde voy,
Matas mi pensar en lo que callas.
Muy lejos de las altas montañas,
Viven mis sueños el día de hoy.
En medio de la oscuridad estoy:
Quizá sin camino, sin mañanas
Pero jamás destroces a mi voz.
Aún es un canto muy juvenil
Construido por un eco de dos.
Uno que existe y otro varonil.
Uno con pausa, el otro veloz.
Uno inocente, y otro el viril.
El Caballero de la Divina Noche.
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