Te escribo a escondidas, atrás de la noche,
A la sombra de tu aroma.
Uso el viento como el mejor de mis coches
Y huyo antes de que entres en coma.
Y es que muy oculto en mis adentros
Sigue resguardada tu eterna figura.
Por más que jure y retumbe con mi cetro,
El olvido no te arropa en su locura.
Aun el medio día llama por tu nombre,
Ese que juega a las escondidas
Ocultándose bajo la tierra y el cobre,
Entre todas las calles y avenidas.
Ojala pudieras resucitar, salir de tu tumba,
Retar a la naturaleza que te muestra sin carne,
Hacer que todos los dioses sucumban,
Provocar que Hades te ame.
Como quiera que te llames,
Has hecho más larga esta cadena
Conformada por diversas claves
Que descifran lo que me envenena.
El resumen es que no perdí por ganar
Y tampoco triunfé por perder.
Pero es tan profundo este mar,
Tan ambigua la mente de una mujer.
El Caballero de la Divina Noche
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