Hoy recordé
aquel dolor infernal
Al ver la
mirada de un amigo.
“Tuve sexo.
Y no fue contigo”,
Le presumió
esa mujer fatal
Por la que
él mismo pondría final
A cualquier
vida, como castigo
A cualquier
ofensa a ese ombligo
De miel, de
terciopelo, de cristal.
Se le quebró
el corazón infantil.
Se le
incineró el alma en lumbre.
De una vez,
vació todo el barril.
Volvió ese
recuerdo que cubre,
Con olvido,
a aquel negro abril.
Son malditos besos insalubres.
Yered.
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