Antes de
enero yo me sentía más viejo,
Antes de
enero el invierno no existía
Ni mi mueca
fruncía el entrecejo
Para entender
a una chica que alucina.
En enero
llegó una nueva pregunta: ¿si sabes?
La verdad es
que yo nunca sabía,
Aunque lo intentaba
de vez en vez
Sólo me
tocaba seguirle la vía
Para encontrarle
el hilo
A tantas
palabras revueltas,
A tantas
risas de propio estilo.
Después de
enero bien puedo mirar
Auroras chispeantes
de belleza
Pero no dejo de tirar
Al barranco
la extrañeza
Que circundan
mis manos alevosas.
Después de
enero y febrero llegó marzo
Y con él las
duermevelas peligrosas
De los
jueves horas después del ocaso.
No puedo ya
esconderme en los espantos,
La caricatura
morbosa del encanto
Tuvo un
efecto tan firme en mi pobre lluvia
Que mis ojos
ahogan un: “Te quiero, rubia."
Yered Badillo