19 de abril de 2014
Si busco
entre tus almohadas, nunca encuentro descanso,
Si busco
entre tus ojos, siempre encuentro una mentira.
El álter ego
de nuestros besos es, sin ser falso,
Una palabra
ardiendo dentro de un trompo que gira.
Cuando en la
mañana te dejo sola en la cama,
Me topo con
una llamada de melancolía,
Porque,
aunque no lo creas, tu boca tiene fama
De lingote
amotinado a la luz de un nuevo día.
Si me faltas
por mil horas, no pierdo la cordura,
Me he
acostumbrado a vivir sin naufragios en ausencias,
Pero me
abandona la calma y me ata la locura
Si percibo
por un instante un poco de tu esencia.
El danzón
acomplejado de tu ego mal herido
Es un
taconazo a la espinilla de mi consuelo.
Cualquier desliz
amortajado contra mi latido
Será
ceremonia de versos rotos en el suelo.
Yered Badillo
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