lunes, 30 de abril de 2012
El volado
martes, 24 de abril de 2012
CVIII
sólo un lapso de miradas,
las suficientes encaradas
para llamarle vida mía,
y a tu lado, sin diluvio universal,
ni imagen destruida.
viernes, 20 de abril de 2012
Soneto para la muerte de una mitad
Hace algunas horas hubo un suicido provocado por una decisión carente de amor. Una decisión que quiso terminar con un par de lagrimas. Sin embargo, no sólo murió el llanto.
...mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda.
30 de julio de 2010 Cali, Colombia.
Es cierto, ya no pienso volver más,
Al eidos recurre mi camino
Con una copa llena de vino
Y con sus ojos ciegos hacia atrás.
Conmigo, con la tristeza te vas.
También es tu rumbo, bello y fino,
La ruta, los altos, el destino,
Para que el retorno fuese jamás,
Tal como lo dijiste al inicio.
En paz te dejo descansar. Adiós.
Sé muy bien que todo fue un desquicio,
Pero hoy en tu tumba somos dos.
Sabes que mi llanto fue tu vicio.
Pero a ratos renacerá tu voz.
Yered.✝
martes, 10 de abril de 2012
Nostalgia colombiana
8 de abril de 2012, Bogotá, Colombia
He venido a la tierra de los parceros,
A cada oportunidad que se me da,
Pues es que tengo un amor sincero,
Tan puro como la lluvia de su floral.
El sol de sus valles,
El viento de sus montes
Son la esperanza de sus calles
Y son el sueño de mis botes.
Aquí son pocas las miradas que levanto,
Es poca la belleza de mis letras
A lado de su escritura, a ella me ato
Como el mineral a la piedra.
Es este pueblo tan bacano,
Tan rumbero, tan bello, tan hermano,
Del que estoy perdidamente enamorado.
Cada que vengo encuentro una nueva razón para volver,
Tan única, original por vez, en esta una mujer,
Pues brillan en sus ojos la chispa de Cirio.
Ni todo el oro del Dorado puede con ese brio,
Aun cuando Guatavita recuperara lo saqueado.
Tierra rubia y morena, quiero quedarme a tu lado.
No fue levantarme a una mujer en su pasión,
Más bien fue la rola que se levantó a mi corazón.
Salvador Yered Badillo Enríquez