viernes, 26 de abril de 2013

Paula

22 de abril de 2013

No hace falta colgarse en la cuerda
Ni dispararle mil dagas
Cuando el ausente no recuerda
Que la pistola tiene carga.

No hace falta presumir el orgullo
Ni suicidar su perdón
Si el mísero capullo
No muestra color.

¿Para qué torturar a tu alma
Si no sabes qué palabra
Se asemeja a la de “tiempo”
Y el Facebook está inquieto
Entre sábanas sin cama?

El desquicio de aborrecerlo
No nace espontáneamente
Y tampoco al teniente
Le inspira a quererlo.

Cuando el tiempo se llama segundos
Date un respiro profundo
Para sumarle eones.
Cuando los malditos leones
No dan señales de vida
Nace la duda de carne podrida;
No quieras verte en ese espejo
Si tu respiro perplejo
Aun suspira “quizás.”
Si tienes límite, ponle un jamás.

Cuando los besos se abrazan al limbo
Pero tu corazón a la esperanza,
No digas en casa
Que el tiempo se llama tiempo perdido.

Yered Badillo

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