Mi alma está
a media herida,
Justo a la
mitad del pecho,
Junto a mi única
salida
Por este
callejón estrecho.
No hay vacío
ni entretejo,
En cambio
hay un amontonamiento
De palabras
por un “te dejo”
Dentro de un
recuerdo en que no miento.
El desliz de
la navaja
Destajó todo
suspiro
Y por más
que baja,
No termina
el delirio.
No hay
condena para el condenado,
No hay
brújula para el perdido,
No hay llave
para el candado,
No hay
poesía para mi oído.
Todo le quedó
como si nada,
Como al
inicio de la almohada.
Todo se me
quedó en la despedida.
Mi alma está
a media herida.
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