11 de marzo de 2012
Reconozco que no escribo como ayer ni como antes
Pero mi amor, el pasado pasó, nunca fuimos constantes.
Si te preocupa el por venir, los juegos y el cielo,
Estate tranquila que siempre esperan los hielos.
De estar contigo, prefiero, mejor,
Ir buscando a Samantha,
Ella no se queja, nunca se harta,
Jamás pactamos con amor.
Reconozco que no escribo como escribía antes,
El futuro se me puso en frente,
El diluvio ya no fue elegante.
El pasado ya no quiso al presente,
Ni Popeye a Oliva.
Los morbosos quisieron morderte
Y tú te pusiste lasciva.
No lo tomes a mal, corazón, pero ya estoy lejos
De aquellos poemas malditos que dejaron los viejos.
Ayer me pelee con Baltasar, también con Melchor.
Mis regalos siempre habían durado, eran mucho mejor.
Esta vez la muñeca explotó antes de que la inflara.
Las demás eran tiernas aunque nunca jugaran.
Tras el viejo vagón del suburbio escondo mis sueños,
Por si algún día quieres mirarlos, ya no tienen dueño.
Reconozco que nunca olvidé los abrazos inquietos,
Pero olvida tú, mi amor, que estuvimos contentos.
¿Qué brillan mis ojos cuando te miro?
Te equivocas, preciosa, yo apuesto por otro giro.
Sintetizando, ya no sueñes conmigo.
La oferta pasó, ya no está en venta el abrigo.
Si te gusta la guerra: ve a Irak,
A mí no me crank crank.
Él si tiene dinero, mujeres y coches.
Yo prefiero andar divagando todas las noches.
No es por verte a ti, si un día te visito,
Ver a tu hija y a ti es siempre distinto.
Reconozco que con mis versos ya no es lo mismo,
Perdí la métrica, el ritmo y todos los ismos.
No me pidas siquiera que me acueste en tu cama,
Pues puede que el diablo se acerque y la cara te lama.
Si me echas en cara que estoy solitario,
No lo niego, por eso es que escribo a diario.
Si me llamas perdedor y boludo,
No te preocupes, mi amor, por ti estornudo.
Que los insultos sea lo que te baste.
Date cuenta que me asesinaste.
Me arrastraste hasta la farmacia,
Lo que necesitaba era una ambulancia
Que me llevara al mejor hospital,
Tus heridas me dejaron fatal
Casi desalmado a distancia.
Deja ya de espiarme la piel,
Estas manos huelen a burdel,
Un aroma que no te agrada
Aunque sea de la miel más sagrada
De esa dulce española.
Si te digo ciao, no lo confundas con hola
Yered