9 de febrero de 2011
Hoy quedé absorto en mi ensimismamiento...
Me quedé en un mundo fuera de órbita,
en un pequeño espacio en movimiento,
en un cielo que sólo vomita
incansablemente sus lágrimas tristes.
Hoy me quedé en sueños y despierto
unisono, absorto dije: te fuiste.
Se fue y hoy estoy más que contento.
Y entre nostalgias empolvadas y necias,
entendí el valor de mi sentimiento,
las ingratas reencarnaciones ebrias,
susurrantes al alma y al viento.
Ellas me contaron mi suerte,
se acostaron sobre mi pecho,
me besaron hasta la misma muerte
mientras yo sólo miraba el techo...
Salvador Yered
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