No estoy
enamorado, pero estoy no sé qué.
No cabe duda
que ella es un revuelo,
Tampoco lo
duda quien me ve
Cuando me
mira cantándole al cielo:
"... a
la orilla de la chimenea..."
Pude que no
me creas,
Que me
clasifiques como mentiroso
Pero no soy
indecoroso
Ni vulgar ni
seductor.
Es meramente
extraño,
No hay pulso
ni conductor
Que maneje
un engaño.
Habían pasando algunos años
Sin beberme
algo así,
Sin pensar
"ni contigo ni sin ti"
Se me
atravesaron Serrat y Sabina,
Y la vuelta
de la esquina
Un juego de
saber,
De soñar a
esa mujer
De beber las
ganas y el deseo
De creer y
creo
Que va
naciendo otro querer.
Antes de
llamarla como se llama
Tengo que
recobrar la calma.
Porque puede
que no sea distinta,
Aunque sea la mujer más bonita.
Parafraseando
al maestro Serrat,
Porque las
cosas así van:
No puedo
llamarle amor,
Pero sé que
se le parece.
No se lo
digas por favor,
Pero dile
que me enloquece.